Toda oferta requiere un primer paso.

Por poner un ejemplo trivial, ¿quién de nosotros realiza alguna vez una actividad física extenuante si no es para obtener beneficios?

Pero, ¿quién tiene derecho a culpar a una persona que elige disfrutar de un placer que no tiene consecuencias desagradables, o a quien evita un dolor que no tiene como consecuencia un placer? tampoco hay nadie que ame, busque o desee el dolor en sí mismo.